Poema 8 de 20 poemas de amor y una canción desesperada

Poema 8 de 20 poemas de amor y una canción desesperada

Abeja blanca zumbas -ebria de miel- en mi alma

y te tuerces en lentas espirales de humo.

Soy el desesperado, la palabra sin ecos,

el que lo perdió todo, y el que todo lo tuvo.

Última amarra, cruje en ti mi ansiedad última.

En mi tierra desierta eres la última rosa.

Ah silenciosa!

Cierra tus ojos profundos. Allí aletea la noche.

Ah desnuda tu cuerpo de estatua temerosa.

Tienes ojos profundos donde la noche alea.

Frescos brazos de flor y regazo de rosa.

Se parecen tus senos a los caracoles blancos.

Ha venido a dormirse en tu vientre una mariposa de sombra.

Ah silenciosa!

He aquí la soledad de donde estás ausente.

Llueve. El viento del mar caza errantes gaviotas.

El agua anda descalza por las calles mojadas.

De aquel árbol se quejan, como enfermos, las hojas.

Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma.

Revives en el tiempo, delgada y silenciosa.

Ah silenciosa!

En la voz del poeta

Sin ecos,

el que lo ⁣perdió todo, y el‌ que todo lo tuvo.

Última amarra​ de mí mismo,

salteador sin botín,

porque no eres en realidad mi alma gemela,

sino⁤ apenas mi imagen, mi ⁤reflejo.

Voy de rodillas por mí mismo hacia mi nada

y ⁢nada te imploro y nada te puedo dar.

«

White bee buzzing -drunk‌ with honey- in my⁢ soul

And you twist in slow⁢ spirals of smoke.

I am the desperate one, the word ‍without echoes,

The ‍one who​ lost everything,‍ and the one who had​ everything.

Last anchor of myself,

Thief without ​loot,

Because you are not really my soulmate,

But just my image, my reflection.

I go on⁤ my knees for myself towards my nothingness

And I beg nothing from you and I can give you nothing.


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